El día que morí tenía diecisiete años.
No, no voy a decir que en un segundo pasó mi vida ante mis ojos, porque sería mentira. No me vi a mí mismo de niño jugando en la playa, que es lo primero que recuerdo, ni cómo me puse el casco estando enfadado con Irene, que es lo último. Aunque suene poco poético, lo que hice justo antes de que mi moto chocase de frente con el camión de "Bricopinturas Fernández" no fue recordar a Irene o a mi madre, sino cagarme en la puta de oro.
domingo, 21 de junio de 2015
jueves, 4 de junio de 2015
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