domingo, 21 de abril de 2013

Reflejos de un Cristal Empañado


Hace demasiado tiempo que no canto bajo el agua que brota de la ducha. A mí siempre me ha gustado soltar notas desafinadas como si de palabras al aire se tratasen. Desde pequeño ha sido algo que me ha hecho feliz.
Pero las cosas cambian, aunque sea en los escasos segundos que arda el agua caliente en agotarse. Esto interrumpe mis pensamientos y provoca que alce la voz a un nivel que, cualquiera diría, roza la contaminación acústica para decirle a mi madre, con un lenguaje soez que revise si la llama del termo sigue prendida.
Cuando este interludio finaliza, continúo con mis reflexiones mientras las gotas ruedan por mi piel.
“¿Me estaré haciendo viejo?” pienso en silencio. Yo nunca he oído cantar en la ducha a mis padres. A ninguno de los dos. A decir verdad, nunca les he oído cantar.
Entonces el pánico se apodera de mí. No quiero crecer. No quiero que las canas salpiquen mi pelo, no quiero tener que independizarme ni madurar o ser responsable. No quiero emborracharme para olvidar mis sentimientos, ni agobiarme con los recibos de la luz o el gas, ni preocuparme cuando mi hijo tarde en llegar a casa.
Quiero seguir siendo tan asquerosamente joven que la muerte no sea más que una leyenda urbana. Quiero seguir soñando todas las noches con un mañana que en realidad espero que no llegue nunca.
Entonces corto el flujo de agua y agarro la toalla. Salgo a la superficie rugosa del suelo y cuando termino de secarme, levanto la vista. Y me veo a mí, con la vista cansada de leer historias sin sentido, con el pelo revuelto y mojado por bailar bajo la lluvia, con una mueca en el rostro que pretende enseñarme a sonreír. Con una mente de anciano encerrada en el cuerpo de un adolescente, me veo cansado de escribir hechos reales que acuden a mi imaginación cuando cierro los ojos y me duermo.
Pero lo que más me preocupa de todo lo que veo a través del reflejo de un espejo empañado es que me veo solo. Solo, en primer plano, sin nadie que me tienda la mano o que me ayude a pensar. Solo conmigo mismo. Y es que me veo melancólico, pero feliz. No entiendo que sucede. Supongo que será que me sienta bien cantar bajo el agua.
21-Abril-2013

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