Presuntamente Inocente.
De
madrugada, cuando el policía le expuso el caso al detective Andrés Ruiz,
parecía contarlo convencido de que ya estaba resuelto.
Habían
pasado horas desde que el primer agente llegase a la casa en la que una mujer y
un hombre habían aparecido muertos. Cuando a Andrés le avisaron, se hallaba en
el otro extremo de la ciudad, a las afueras. En cuanto recibió el aviso se
montó en su coche y partió hacia la dirección, pero a mitad de camino se le
pinchó la rueda del vehículo. Aun así, no habría llegado tan tarde si no
hubiese sido porque el seguro de asistencia en carretera no era tan rápido ni
tan eficaz como anunciaban. Cuando consiguió aparcar frente al domicilio, los
agentes ya habían llevado a cabo los interrogatorios y se habían retirado los
cuerpos.