domingo, 14 de diciembre de 2014

Aomr

Hace una semana os prometí una reflexión sobre el amor y aquí está. No os asustéis, las “faltas de ortografía” están hechas adrede. Cuando empecéis a leer lo entenderéis.
Espero que comprendáis el trabajo que lleva detrás este texto, el cual no sólo hay que pensarlo y escribirlo, sino redactarlo tal y como está redactado. Sino, intentad hacerlo vosotros y comprobaréis que aunque parece sencillo es muy trabajoso.
Un abrazo a todos.

Aomr
Sgúen un etsuido, si una plalbara teine las msiams lteras, meitnars epmeice y acbae con la ltera crorceta, anuunqe etésn dreosrdnaes, nsetruo crreebo es cpaaz de osrdnaleas icnosicnetnmeete e itnepretrear su mnaejse.
Yo no sé si esto es ceitro o no, preo cero que pdroímoas dceir lo mmiso del aomr.

No iptroma en qué odren scucdee, mnneirtas étse se porudca y tnega un cmoeizno y un fnial. Tdoos, en toeíra, sbameos qué es el aomr. Cereoms que gneerlaemtne cmoeizna con un bseo, -en oacsiones, no en el pirmero, y es que hoy día se dan dmeaisados bseos por psaar el rtao. Y tmaibén, anuuqe no qeuarmos rcenocorelo y nos hgamaos los tnotos dairimanente, sbameos cmóo abaca.
Sin ebmrago, no etsá ecsirto qué scudee etnre el pirnicipo y el fnial de una rleaicón. Ni en la Bbilia, ni en el Croán ni en nniugna gíua epsritiual o rlegisoia hay un gióun sbroe qué dbee oucrrir a cnoitunación. A psear de ello, hay ceirtas coass que en mi oipinón, anuuqe dserodneadas, nnuca dbeíran de flatar en el aomr porufndo y sniecro con el que sñomaos.
Es cruoiso cmóo los dtealles son las csoas más ipmercisndilbes. Por emjelpo, ese mneasje de beuons daís caundo aún no tneímaos un hgoar cmoún. Aequlla vez en la que me psue de rdoillas, y cmoo si te pdiese mtarimnoio, te djie viivémsoes jnuots. Ese dsepetrarse, etxedner el barzo y ecnotnrar tu troso dseundo. Ese “cnico mniutotis más” que te pdio cmoo si feuses mi mrade qeuirendo que me lvenate praa ir al cloeigo. Ese vrtee en tarje de nvoia. Ese qiuátrtelo en el htoel. Ese rcebiir una llmadaa del hsoiptal y que se me iulimne la craa de aelrgía prouqe sé que dbeo ir crroeindo hcaia allí praa ver cmóo ncae neutsro hjio. Ese mmoento de pnoer los aodnros en el ábrol de nvadiad, en el que etnre los dos cgoemos al pqeueño de la csaa y le auapmos hsata la cpaa praa que pnoga la etrsella en el pnuto más atlo. Eass mracas en la praed con dos cloroes dsitintos y con una fceha al ldao, en las que va qeudadno cnosatncia de cmóo cercen neustros hjios. Eass pleeas en las que dsicutmios proque uno es más premisvio con los nñios que el orto. Ese doolr al ver cmóo neusrtos hiojs mdauran y se van del ndio. Ese sliencio que se qudea en neustra csaa. Eoss rtaos con la cihemnea ecnendida y un beun lbrio en las mnoas. Ese día a día que nos mrachita a ti y a mí, preo no a nsootros. Ese riudo de neustros neitos bsucádnonos las veultas praa que les cmoprmeos hleados. Ese sneitrnos veijos al no pdoer aclanzarlos caundo crroteaan por el psaillo. Ese ver cmóo eolls tmabéin se haecn garndes y nsotros cdaa vez epmqeueeñecmos más. Eoss vrebos, qeurer, aamr, nceesitar, daeser… que hcae dmeasiado que nos sbaen a pcoo y que no peuden epxresar qué es ser uno con orta presona. Ese aidós, que en sectero seipmre he dseado dceir yo pirmero praa no ver cmóo te vas tú y me qudeo sloo.
Y es que no psaa nada, preo psaa la vida.
Qué bnonito es el aomr y qué pornto se gatsa.
Preo más bnoito es ver lo rlelaitvo que es el teimpo.

Por Alejandro Berraquero, a 14 de Diciembre de 2014 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com

Aquí os dejo el texto escrito normal, por si os cuesta mucho trabajo leer el original.

Amor
Según un estudio, si una palabra tiene las mismas letras, mientras empiece y acabe con la letra correcta, aunque estén desordenadas, nuestro cerebro es capaz de ordenarlas inconscientemente e interpretar su mensaje.
Yo no sé si esto es cierto o no, pero creo que podríamos decir lo mismo del amor.
No importa en qué orden sucede, mientras este se produzca y tenga un comienzo y un final. Todos, en teoría, sabemos qué es el amor. Creemos que generalmente comienza con un beso, en ocasiones, no en el primero, y es que hoy día se dan demasiados besos por pasar el rato.
Y también, aunque no queramos reconocerlo y nos hagamos los tontos diariamente, sabemos cómo acaba.
Sin embargo, no está escrito qué sucede entre el principio y el final de una relación. Ni en la Biblia, ni en el Corán ni en ninguna guía espiritual o religiosa hay un guión sobre qué debe ocurrir a continuación. A pesar de ello, hay ciertas cosas que en mi opinión, aunque desordenadas, nunca deberían de faltar en el amor profundo y sincero con el que soñamos.
Es curioso como los detalles son las cosas más imprescindibles. Por ejemplo, ese mensaje de buenos días cuando aún no teníamos un hogar común. Aquella vez en la que me puse de rodillas, y como si te pidiese matrimonio, te dije viviésemos juntos. Ese despertarse, extender el brazo y encontrar tu torso desnudo. Ese “cinco minutitos más” que te digo como si fueses mi madre queriendo que me levante para ir al colegio. Ese verte en traje de novia. Ese quitártelo en el hotel. Ese recibir una llamada del hospital y que se me ilumine la cara de alegría porque sé que debo de ir corriendo hacia allí para ver cómo nace nuestro hijo. Ese momento de poner los adornos en el árbol de navidad, en los que entre los dos cogemos al pequeño de la casa y le aupamos hasta la copa para que ponga la estrella en el punto más alto. Esas marcas en la pared con dos colores distintos y con una fecha al lado, en las que va quedando constancia de cómo crecen nuestros hijos. Esas peleas en las que discutimos porque uno es más permisivo con los niños que el otro. Ese dolor al ver cómo nuestros hijos maduran y se van del nido. Ese silencio que se queda en nuestra casa. Esos ratos con la chimenea encendida y un buen libro en las manos. Ese día a día que nos marchita a ti y a mí, pero no a nosotros. Ese ruido de nuestros nietos buscándonos las vueltas para que les compremos helados. Ese sentirnos viejos al no poder alcanzarlos cuando corretean por el pasillo. Ese ver cómo ellos también se hacen grandes y nosotros cada vez empequeñecemos más. Esos verbos de querer, amar, necesitar, desear… que hace demasiado que nos saben a poco y que no pueden expresar qué es ser uno con otra persona. Ese adiós, que en secreto siempre he deseado decirlo yo primero para no ver cómo te vas tú y me quedo solo.
Y es que no pasa nada, pero pasa la vida.
Qué bonito es el amor y qué pronto se gasta.
Pero más bonito es ver lo relativo que es el tiempo.

Por Alejandro Berraquero, a 14 de Diciembre de 2014 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com

Supongo que los mejores textos no necesitan una dedicatoria para que éstos estén dedicados.

Hasta que duela.

3 comentarios:

  1. Llevar casados 27 años y pensar que fue ayer, eso también es amor, escrito del derecho o del revés.
    Recién aterricé aquí desde La fraternidad de Babel y me ha emocionado tu entrada. Con tu permiso me quedo aquí a leer.
    Saludos

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    1. Muchas gracias por tu comentario, el cual es una gran muestra de apoyo.
      Espero que no te decepcionen el resto de textos y que también te emocionen. Conseguir un efecto así en alguien es algo increíble.
      Quédate, pero no sólo con mi permiso, sino también con mi invitación.
      Un abrazo.

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  2. Gracias por la invitación, muy amable, para entrar a leer mis textos solo tienes que pinchar en el nombre. Tardé mucho en saber que se entraba a los blogs de una forma tan sencilla. Uno se encuentra lecturas muy interesantes tal que así.
    Saludos

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