domingo, 15 de noviembre de 2015

En nomvre de Dios

Lo primero que quiero hacer es transmitir mi pésame a las familias de las víctimas, si es que llegan a leer esto algún día, y condenar los atentados sufridos por la capital francesa el pasado viernes 13 de Noviembre. Lamento profundamente lo ocurrido. Este texto es sólo mi humilde opinión, nacida de la rabia que me ha provocado la desfachatez y la desvergüenza, asociadas en su mayoría con la ignorancia, que he visto estos dos días posteriores al atentado en las redes sociales, como Twitter. El que se espere un relato que únicamente critique a los terroristas, que salga ya de la página. No he querido hacer eso, no porque no merezcan la mayor de las críticas y las condenas, sino porque quiero dar un enfoque distinto a todo este asunto. Porque creo que todos somos culpables de que esto siga sucediendo hoy en día. Cuando lo leáis lo entenderéis.
Una vez más, reitero mi apoyo a las víctimas. Un abrazo.

En nomvre de Dios

El mundo tenía una etiqueta que ponía "frágil" y ahora suena a roto.
¿Por qué, te preguntarás, algo tan grande como el planeta Tierra, que gira alrededor del sol cumpliendo a la perfección los plazos que el reloj le dicta, era frágil? Y lo que es más, ¿Por qué ahora está roto?
Esta es una de esas veces en las que la historia puede ser comenzada por el final. Y es que hace dos días más de un centenar de franceses fueron masacrados por un puñado de extranjeros, que en nombre de Dios, les han disparado en sus cafés, en sus bares y en su corazón.
Antes incluso de que se hubiese parado esa carnicería, ya las grandes esferas políticas hacían sus primeras declaraciones, de las cuales los medios de comunicación se hicieron eco. Estaría encantado de repetirlas aquí, sería un gusto. Pero en lugar de ello, os haré un resumen:
"No, por favor, no te alarmes. No huyas, no entres en pánico. Sé fuerte, somos fuertes, podemos aguantarlo. Tanto el pueblo francés como el europeo hemos experimentado situaciones peores. Detendremos a los culpables. Los pondremos donde de merecen. El ejército saldrá a la calle, pero no sólo en Francia, en todo el mundo. Incrementaremos la seguridad, protegeremos a nuestros ciudadanos." Por supuesto, Mariano Rajoy nos ha honrado con su presencia al igual que los otros presidentes, llevando a cabo el pronunciamiento de frases tan memorables como: "el daño que nos han hecho ayer". Claro hombre, di que sí. Vergüenza ajena me da que alguien que no sabe ni expresarse correctamente sea el que nos represente a todos los españoles.
Mientras tanto, en las principales redes sociales una bomba estallaba al igual que lo habían hecho las detonadas por los terroristas en los alrededores del estadio de fútbol de París. Hay tuits para todos los gustos: Hemos encontrado, desde miles de muestras de apoyo moral -que no pasa de ser eso, moral- hasta gente diciendo que no hagamos ruido, que no quieren que dejen de retransmitir en la televisión el programa favorito de turno. Por supuesto también ha habido quién se ha quejado con fiereza de que las principales cadenas televisivas del país no interrumpiesen la emisión al instante para informar de la tragedia, y quien ha gritado alarmado sobre el posible inicio de una tercera guerra mundial. Muchos, aunque esto es relativo, se preguntaban por qué ha sucedido esto, y otros tantos, curiosamente más de los que se lo preguntaban, lanzaban teorías al aire, algunas tan aterradoras como ridículas. Para terminar, están aquellos que dicen, anonadados, ¿Cómo puede seguir ocurriendo esto en pleno siglo XXI?
Bueno, empecemos. ¿Que por qué ha pasado esto? Parece increíble que, después de toda esa gran inteligencia de la que presumimos y de esa gran educación que nos propician, sigamos sin verlo. Hay dos tipos de ciegos. Están los que, bien por nacimiento o por enfermedad, han perdido la visión. Sus ojos, sólo afrontan la oscuridad, y sus oídos son los que les guían en sus movimientos. El otro tipo somos nosotros. Sí, tú que me estás leyendo eres ciego. Sé que es algo contradictorio, pero es que no ves. O mejor dicho, no miras, ¿Y sabes por qué? Porque no quieres mirar, porque prefieres no saber, no preocuparte, y lo entiendo. Entiendo que no te importe lo que pasa en Ucrania y Siria -donde esto es lo que ocurre, multiplicado por diez, cada día-. Sí, Siria, te suena, ¿No? A mí también. ¿Cuántos de esos que estaban a favor de que los refugiados sirios no entrasen en Europa, cuántos de esos a los que no les importaba lo que les sucediese a aquellas personas, han subido una fotito de apoyo a Francia? "Pray for París". Sí, claro que no os importan los sirios y rezáis por París, porque lo veis cerca. Esto ya no es como Siria o Ucrania, esto ya no es tan lejano. Esto os importa porque estáis asustados, porque creéis que mañana puede pasaros a vosotros. Ahora, que lo vemos en nuestros vecinos, es cuando estalla la bomba, pero cuando es unos kilómetros más allá, a nadie le importa. Y después de esto, dejará de importarte. Pasará a ser un atentado más, algo que olvidarás, porque dejarás de darte cuenta de que mañana puedes ser tú la víctima. ¿Quién sabe? En un futuro, quizás tú o yo estemos en la frontera de otro país, suplicando asilo, como lo están los sirios. Espero que al menos recen por nosotros.
Por eso no entiendo al que pregunta cómo puede seguir ocurriendo esto en el siglo XXI. Mi pregunta es, ¿Cómo va a dejar de ocurrir? Si los mismos que salen en televisión condenando la barbarie son los que les han vendido armas a aquellos que les han disparado, ¿Cómo va a dejar de suceder esto? Cuando los ejércitos de los países "civilizados" llevan incontables años masacrándoles o financiando a quienes les masacran, ¿Cómo creemos que vamos a poder vivir en paz? ¿Cómo no se nos puede caer la cara de vergüenza al seguir permitiendo esto?
No me malinterpretéis, que ya os veo venir. El dolor que ahora siente la madre que ha perdido a su hijo en los atentados, o la joven pareja que sólo quiso ver un concierto y ahora están muertos, me parte en dos. A todos debería partirnos en dos. Estas cosas no deberían suceder, ni en París, ni en Nueva York, ni en Siria, ni en ningún lugar del mundo. Y el problema no son los refugiados, como más de uno ha señalado, argumentando que entre ellos vienen infiltrados terroristas -los franceses quemaron poco después del atentado un campo lleno de ellos -. Ni tampoco está en la religión. El auténtico problema radica en que nuestros líderes atacan territorios extranjeros y venden armas a aquellos locos y fanáticos que son capaces de empuñarlas y disparar inocentes.
José Saramago dijo una vez que aquellos que asesinan en nombre de Dios, hacen de Dios un asesino. Estoy de acuerdo, pero añadiría algo más. Diría que lo hacen en nomvre de Dios.

Sí, con v. Porque es un error.

Por Alejandro Berraquero a 15 de Noviembre de 2015 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com

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