Lo primero que quiero hacer es transmitir mi pésame a las familias de las víctimas, si es que llegan a leer esto algún día, y condenar los atentados sufridos por la capital francesa el pasado viernes 13 de Noviembre. Lamento profundamente lo ocurrido. Este texto es sólo mi humilde opinión, nacida de la rabia que me ha provocado la desfachatez y la desvergüenza, asociadas en su mayoría con la ignorancia, que he visto estos dos días posteriores al atentado en las redes sociales, como Twitter. El que se espere un relato que únicamente critique a los terroristas, que salga ya de la página. No he querido hacer eso, no porque no merezcan la mayor de las críticas y las condenas, sino porque quiero dar un enfoque distinto a todo este asunto. Porque creo que todos somos culpables de que esto siga sucediendo hoy en día. Cuando lo leáis lo entenderéis.
El mundo tenía una etiqueta que ponía "frágil" y ahora suena a roto.
¿Por
qué, te preguntarás, algo tan grande como el planeta Tierra, que gira alrededor
del sol cumpliendo a la perfección los plazos que el reloj le dicta, era
frágil? Y lo que es más, ¿Por qué ahora está roto?
Esta
es una de esas veces en las que la historia puede ser comenzada por el final. Y
es que hace dos días más de un centenar de franceses fueron masacrados por un
puñado de extranjeros, que en nombre de Dios, les han disparado en sus cafés,
en sus bares y en su corazón.
Antes
incluso de que se hubiese parado esa carnicería, ya las grandes esferas
políticas hacían sus primeras declaraciones, de las cuales los medios de
comunicación se hicieron eco. Estaría encantado de repetirlas aquí, sería un
gusto. Pero en lugar de ello, os haré un resumen:
"No,
por favor, no te alarmes. No huyas, no entres en pánico. Sé fuerte, somos
fuertes, podemos aguantarlo. Tanto el pueblo francés como el europeo hemos
experimentado situaciones peores. Detendremos a los culpables. Los pondremos
donde de merecen. El ejército saldrá a la calle, pero no sólo en Francia, en
todo el mundo. Incrementaremos la seguridad, protegeremos a nuestros
ciudadanos." Por supuesto, Mariano Rajoy nos ha honrado con su presencia
al igual que los otros presidentes, llevando a cabo el pronunciamiento de
frases tan memorables como: "el daño que nos han hecho ayer". Claro
hombre, di que sí. Vergüenza ajena me da que alguien que no sabe ni expresarse
correctamente sea el que nos represente a todos los españoles.
Mientras
tanto, en las principales redes sociales una bomba estallaba al igual que lo
habían hecho las detonadas por los terroristas en los alrededores del estadio
de fútbol de París. Hay tuits para todos los gustos: Hemos encontrado, desde
miles de muestras de apoyo moral -que no pasa de ser eso, moral- hasta gente
diciendo que no hagamos ruido, que no quieren que dejen de retransmitir en la
televisión el programa favorito de turno. Por supuesto también ha habido quién
se ha quejado con fiereza de que las principales cadenas televisivas del país
no interrumpiesen la emisión al instante para informar de la tragedia, y quien
ha gritado alarmado sobre el posible inicio de una tercera guerra mundial.
Muchos, aunque esto es relativo, se preguntaban por qué ha sucedido esto, y
otros tantos, curiosamente más de los que se lo preguntaban, lanzaban teorías
al aire, algunas tan aterradoras como ridículas. Para terminar, están aquellos
que dicen, anonadados, ¿Cómo puede seguir ocurriendo esto en pleno siglo XXI?
Bueno,
empecemos. ¿Que por qué ha pasado esto? Parece increíble que, después de toda
esa gran inteligencia de la que presumimos y de esa gran educación que nos
propician, sigamos sin verlo. Hay dos tipos de ciegos. Están los que, bien por
nacimiento o por enfermedad, han perdido la visión. Sus ojos, sólo afrontan la
oscuridad, y sus oídos son los que les guían en sus movimientos. El otro tipo
somos nosotros. Sí, tú que me estás leyendo eres ciego. Sé que es algo
contradictorio, pero es que no ves. O mejor dicho, no miras, ¿Y sabes por qué?
Porque no quieres mirar, porque prefieres no saber, no preocuparte, y lo
entiendo. Entiendo que no te importe lo que pasa en Ucrania y Siria -donde esto
es lo que ocurre, multiplicado por diez, cada día-. Sí, Siria, te suena, ¿No? A
mí también. ¿Cuántos de esos que estaban a favor de que los refugiados sirios
no entrasen en Europa, cuántos de esos a los que no les importaba lo que les
sucediese a aquellas personas, han subido una fotito de apoyo a Francia?
"Pray for París". Sí, claro que no os importan los sirios y rezáis
por París, porque lo veis cerca. Esto ya no es como Siria o Ucrania, esto ya no
es tan lejano. Esto os importa porque estáis asustados, porque creéis que mañana
puede pasaros a vosotros. Ahora, que lo vemos en nuestros vecinos, es cuando
estalla la bomba, pero cuando es unos kilómetros más allá, a nadie le importa.
Y después de esto, dejará de importarte. Pasará a ser un atentado más, algo que
olvidarás, porque dejarás de darte cuenta de que mañana puedes ser tú la
víctima. ¿Quién sabe? En un futuro, quizás tú o yo estemos en la frontera de
otro país, suplicando asilo, como lo están los sirios. Espero que al menos
recen por nosotros.
Por
eso no entiendo al que pregunta cómo puede seguir ocurriendo esto en el siglo
XXI. Mi pregunta es, ¿Cómo va a dejar de ocurrir? Si los mismos que salen en
televisión condenando la barbarie son los que les han vendido armas a aquellos
que les han disparado, ¿Cómo va a dejar de suceder esto? Cuando los ejércitos
de los países "civilizados" llevan incontables años masacrándoles o
financiando a quienes les masacran, ¿Cómo creemos que vamos a poder vivir en
paz? ¿Cómo no se nos puede caer la cara de vergüenza al seguir permitiendo
esto?
No
me malinterpretéis, que ya os veo venir. El dolor que ahora siente la madre que
ha perdido a su hijo en los atentados, o la joven pareja que sólo quiso ver un
concierto y ahora están muertos, me parte en dos. A todos debería partirnos en
dos. Estas cosas no deberían suceder, ni en París, ni en Nueva York, ni en
Siria, ni en ningún lugar del mundo. Y el problema no son los refugiados, como
más de uno ha señalado, argumentando que entre ellos vienen infiltrados
terroristas -los franceses quemaron poco después del atentado un campo lleno de
ellos -. Ni tampoco está en la religión. El auténtico problema radica en que
nuestros líderes atacan territorios extranjeros y venden armas a aquellos locos
y fanáticos que son capaces de empuñarlas y disparar inocentes.
José
Saramago dijo una vez que aquellos que asesinan en nombre de Dios, hacen de
Dios un asesino. Estoy de acuerdo, pero añadiría algo más. Diría que lo hacen
en nomvre de Dios.
Sí,
con v. Porque es un error.
Por Alejandro Berraquero a 15 de Noviembre de 2015 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com
Por Alejandro Berraquero a 15 de Noviembre de 2015 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com
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