domingo, 29 de noviembre de 2015

Que huela a nuevo

Ayer, como muchos sabréis, cumplí dieciocho años. Este fue el último relato que escribí antes de ser mayor de edad, y a diferencia de lo que algunos pensaréis, no tiene nada que ver con el cambio de etapa. En su lugar, os presento este sencillo, directo y triste texto. Os dejo oliendo QUE HUELA A NUEVO. Un abrazo.

Que huela a nuevo
Que la música suene por los altavoces mientras conduzco y no cantar la canción a pesar de que me la sé.
Encontrar aparcamiento a la primera. Nunca lo había encontrado en aquella calle cuando lo necesité, y hoy, cuando ya me da igual, a la primera.
Cerrar el coche, llegar al portal, darme cuenta de que se me habían olvidado las llaves y volver sobre mis pasos.
Abrir el coche, inclinarme sobre el asiento para llegar a la guantera, coger las llaves.
Quedarme ensimismado con el llavero. Puto llavero.
Volver a ir hacia el portal, abrir a los dos minutos. Siempre igual. "Maldita cerradura, el día que me persigan me van a coger por la llave esta". "Risas".
Subir los tres pisos, escalón a escalón.
En el primero me fijo en la mancha sin forma de la pared. Ojalá pudiese darle forma.
En el segundo, en ese agujero en la barandilla de madera. Como cada vez que pasé, vuelvo a encajar mi dedo en él. A la perfección.
En el tercero, la alfombrilla. Ese "bienvenidos". Como si aún hubiese alguien para dar la bienvenida.
Dirigirme hacia la puerta de la derecha. Buena madera. Abrirla y entrar.
Que la casa esté vacía. Que tu casa esté vacía.
Que no haya ningún mueble, que sólo quede esa lámpara de araña, adornada con esas lágrimas semitransparentes.
Que no hayas sido tú la que ha supervisado la mudanza.
Que no haya sido una mudanza.
Que te hayas ido y nunca vuelva a verte sentada en ese sofá, con tu bata rosa de lunares, con la copita encendida e invitándome a sentarme un rato contigo.
Que te hayas ido al cielo.
Que tu casa, nuestro hogar, el de todos los que te quisimos, ya no lo sea más.
Que sólo haya vuelto a recoger la bufanda que se me olvidó la última vez que estuve ahí.
Que el lugar donde se gestaron nuestro pasado y nuestros recuerdos ya no sea nuestro.
Que tu olor se haya esfumado.
Que todo huela a nuevo.
Que todo eso me duela.


Por Alejandro Berraquero, a 27 de Noviembre de 2015 en hastaquesecolapselainspiracion.blogspot.com

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